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Grandes mitos para combatir el calor… ¡que da más calor!

    Mitos para combatir el calor

    Combatir el calor comienza a ser ya una preocupación ahora que el verano está en su punto álgido, y que los pronósticos de los meteorólogos nos brindan de nuevo la siniestra perspectiva de un verano implacable y sahariano. Con las actuales condiciones climatológicas derivadas del calentamiento global, grandes oleadas de calor llegan desde África, y a menudo, literalmente desde el desierto del Sáhara, lo que da lugar a interminables y sucesivas temporadas de temperaturas muy elevadas, que terminan abarcando prácticamente toda la temporada estival, para desesperación de no pocos habitantes, de, sobre todo, las mesetas centrales y zonas meridionales de nuestro anchuroso país (precisamente algunas de las áreas más pobladas de él, dicho sea de paso).

    Que el tiempo está cambiando no es ninguna sorpresa. La llegada de la llamada ola de calor, (también conocida como cambio climático, un término que quizá se adapta mejor a la realidad) está haciendo poner en jaque a gran parte de la población que lucha día y noche por refrescarse con trucos que creen infalibles. Luchar contra el calor se convierte en algo ciertamente primordial para conservar razonablemente la salud física y mental, sobre todo a edades tempranas o avanzadas. De lo contrario, pueden darse complicaciones de salud tales como golpes de calor o insolaciones, contracturas musculares y tirones por calor, desmayos, deshidrataciones con todo su cortejo de indeseables consecuencias, y demás secuelas que a veces, incluso llevan aparejado un cierto índice de mortandad, por lo que no han de tomarse precisamente a la ligera.

    Sin embargo, y aunque no te lo creas, beber agua recién sacada de la nevera y dejarse bañar por un chorro de agua fría puede no ser lo idóneo para combatir el calor. De hecho, estos son dos de los grandes mitos que existen para combatir el calor y que pueden llegar a ser en algunos casos hasta contraproducentes. Es preciso que tomemos nota de ello, pues la mayor parte de la población continúa creyendo en las virtudes intrínsecas de estas prácticas, y no son las más indicadas para afrontar el calor estival de estas interminables canículas que ya acechan en lontananza de nuevo.

    Te explicamos por qué no son las mejores formas de luchar contra el calor

    • Beber líquidos muy fríos puede crear sensación refrigeración: pero no es del todo cierto. De hecho, lo aconsejable es tomar bebidas del tiempo. Parece no tener mucho sentido, ¿verdad? La razón es que el cuerpo necesita estar a una temperatura de 37 grados para su correcto funcionamiento. Si bebemos líquidos fríos, bajaremos de golpe esta temperatura de nuestro organismo, por lo que este trabajará más para recuperar los 37 grados. Esta función implicará un gran gasto de las reservas energéticas. De hecho, este trabajo hará que la sensación de calor sea mayor unos minutos más tarde. Por tanto, no es una buena manera de combatir el calor.
    • Una cerveza o un tinto de verano: entran solos en esta época del año, pero lo cierto es que las bebidas alcohólicas también son muy desaconsejables para luchar contra el calor. El alcohol no deja de ser una sustancia excitante, pero sobre todo dilata los vasos sanguíneos de la piel. Las sustancias vasodilatadoras son muy poco recomendables, pues tienden a subir la temperatura corporal y la sensación de calor.
    • Otro de los hábitos a los que nos acostumbramos en verano es a meternos debajo de un chorro de agua fría. Pero, de hecho, el choque térmico sobre nuestro cuerpo, aunque nos produzca una sensación instantánea de frío, hará que nuestro cuerpo se ponga a trabajar y sintamos calor a los pocos minutos, cosa que no ocurre si la ducha que nos demos es con agua templada. Los excesivos contrastes de temperatura son, pues, contraproducentes para la propia lucha contra el calor. Además, si lo hacemos de manera brusca, corremos el riesgo de sufrir una súbita congestión de los órganos especialmente dañina para los pulmones y el corazón.
    • El ventilador mantiene fresca la estancia: estos aparatos, simplemente se encargan de mover el aire del lugar donde están colocados sin que nos refresquen, ya que carecen de potencia frigorífica. Un ventilador en un cuarto vacío no tiene efecto alguno sobre la temperatura de este. Si la temperatura de fuera es más fría, cosa difícil en la época en la que estamos, sí que se puede colocar recibiendo una ráfaga de aire del exterior aprovechándola para refrigerar la habitación.
    • El aire acondicionado, mejor encendido todo el día: No es cierto que dejando el aire acondicionado encendido durante 24 horas a una temperatura constante enfríe y gaste menos que no hacerlo. Usa el aire acondicionado sólo cuando lo necesites. Del mismo modo, otra teoría es que este aparato enfría antes si seleccionamos una temperatura baja. Falso. El aparato de aire se parará cuando alcance la temperatura óptima del lugar.

    Además de estos, existen otras falsas creencias sobre nuestra salud en verano, muy extendidas pero que tampoco son ciertas. Enfermedades como consecuencia del calor, el sudor, la deshidratación, los cortes de digestión… A continuación, citamos algunas muy comunes llegada la época estival.

    Falsas creencias sobre nuestra salud en verano

    • La orina alivia las picaduras de las medusas: es con las altas temperaturas cuando se producen en muchas playas la proliferación de bancos de medusas que provocan picaduras en los bañistas que frecuentan las playas. Si este es el caso, lo mejor es lavar la herida con vinagre, la orina no sirve para nada.
    • Los golpes de calor se producen en el exterior: pensar que solo vamos a sufrir un desvanecimiento estando al sol en exteriores, estamos muy equivocados. Un golpe de calor puede causar deshidratación, mareos o asfixia y puede ocurrir sin estar expuestos al sol durante las horas de más calor del día.
    • Con lunares, no tomes el sol: Los riesgos de contraer cáncer de piel no han hecho sino acrecentar esta creencia. Es necesario tomar precauciones y seguir las recomendaciones oportunas para evitar este tipo de cáncer, pero las personas con lunares pueden tomar el sol como otras personas sin ellos.
    • Los días de sol mejoran la psoriasis: Falso, ya que el sol en exceso puede ser perjudicial para personas que padezcan esta patología.
    • Si estas bronceado, no es necesario usar protector: estar bronceado no significa que el sol no queme nuestro cuerpo, por tanto, aplica protector a tu piel sin importar el color o nivel de bronceado. Piensa que el bronceado es un daño sufrido en la piel como consecuencia de la respuesta a la exposición prolongada a este.
    • El picante da más calor: al contrario de lo que podemos pensar, las comidas picantes ayudan a regular la temperatura corporal. El picante estimula la sudoración, y el sudor ayuda a enfriar la piel, es por eso que cuando comemos algo que pica en cantidades mayores, comenzamos a sudar y sentir calor.
    • Los mosquitos no pican a quienes tienen la sangre más dulce: en realidad influyen otros factores como el sudor, el dióxido de carbono que emitimos en la respiración, la temperatura y humedad de nuestra piel.
    • El agua del mar cura las heridas: si y no, verdad a medias. Es cierto que la sal marina nos ayuda a tratar pequeñas heridas, pero en el caso de heridas abiertas pueden infectarse por las bacterias que contiene el agua del mar.
    • Hay que esperar dos horas para el chapuzón: ciertamente esta es una creencia muy extendida. Y es que, después de comer buena parte de la circulación sanguínea se deriva al sistema digestivo, por lo que se genera una situación más vulnerable a la caída de temperatura. En general, debemos evitar un cambio brusco de temperatura cuando tenemos la barriga llena, de ahí sumergirnos muy poco a poco.

    ¿Sabías esto? Recuerda. Es más recomendable beber líquidos del tiempo y ducharse con agua templada, ya que, de lo contrario, pese a esa sensación repentina de frío, lo que lograremos será el efecto contrario a los pocos minutos. Este verano, refréscate con cabeza. Combatir el calor es algo que requiere conocimiento y no solamente intuición, y en ello, además, puede ir nuestra salud. Hemos de ser cuidadosos y prácticos.