La sarcopenia en ancianos es una enfermedad degenerativa que afecta a la pérdida de masa, potencia y fuerza muscular y se asocia al envejecimiento y personas con una vida sedentaria, lo que provoca mayor dependencia funcional y discapacidad. En la actualidad, de un 7 a un 15 % de adultos mayores entre 65 y 70 años presentan esta enfermedad, además es una realidad que padece entre un 20 y un 52 % de la población mayor de 80 años.
La debilidad en los movimientos es una seña de la enfermedad, con lo cual, la persona que la padece debe hacer un sobreesfuerzo a la hora de realizar un movimiento rutinario, como es levantarse de la cama. Si tenemos en cuenta las consecuencias ligadas a la sarcopenia, esta incrementa el riesgo de caídas, fracturas y pérdida de la capacidad funcional, lo que provoca mayor dependencia. Además, existe mayor probabilidad de desarrollar otras enfermedades y el aumento de ingresos en centros hospitalarios.
¿Qué causa la Sarcopenia?
En primer lugar, hay que aclarar que, aunque es una enfermedad común en ancianos o personas de la tercera edad, también puede surgir en adultos más jóvenes, al igual que la osteoporosis y la demencia senil. Para conocer las causas de la sarcopenia, es fundamental conocer una serie de factores importantes que influyen en ella y que exponemos a continuación:
– Factores genéticos: Se saben que este tipo de factores tienen una influencia clara en la sarcopenia. Sin embargo, actualmente siguen sin ser bien conocidos.
– Factores del sistema nervioso central: a medida que una persona envejece pierde de forma progresiva unidades motoras de la médula espinal, y esto causa atrofia muscular.
– Factores musculares: el paso de los años provoca una disminución de la fuerza muscular que pueden desarrollar las fibras musculares (calidad muscular) y una reducción del número de células musculares (masa muscular).
– Déficit hormonal: el déficit de hormonas sexuales (testosterona, estrógenos) que tiene lugar con el envejecimiento tiene un gran impacto sobre los músculos y los huesos, contribuyendo así a la aparición de sarcopenia. Por otro lado, el déficit de hormona de crecimiento también está directamente implicado en el desarrollo de esta enfermedad.
– Pérdida de peso: la disminución de peso en los ancianos aumenta el riesgo de desarrollar sarcopenia, ya que cuando un anciano pierde peso lo hace en forma de masa muscular más que de tejido graso.
– Factores de estilo de vida: la ausencia de actividad física y el sedentarismo aumentan la probabilidad de tener más grasa corporal y menor masa muscular, sobre todo en mujeres. Por tanto, lo más aconsejable es llevar una vida activa para que el riesgo de desarrollar sarcopenia sea menor.
¿Cómo prevenir la Sarcopenia?
La Fisioterapia como profesión que actúa en el área de geriatría es sin duda la mejor opción para los pacientes con esta patología.
Existen muchos tratamientos para la sarcopenia con estudios que demuestran su eficacia, como son:
– Tratamientos con hormonas
– Tratamiento nutricional
– Tratamiento de ejercicio físico de resistencia.
Por otro lado, estudios científicos han demostrado que la mejor manera para prevenir la sarcopenia es la actividad física y dieta saludable.
– Ejercicios resistidos de potenciación y fuerza muscular. Está demostrado que ejercicios con bandas elásticas 2 a 3 veces por semana durante 10 semanas han incrementado masa y potencia muscular en los ancianos y adultos mayores (+65).
– Los de alta intensidad (el 70-80% de la capacidad máxima)
Esté aumento de Fuerza, potencia y resistencia muscular es fundamental para actividades de la vida diaria (Funcionales) como son subir y bajar escaleras, mejor calidad y velocidad de la marcha, mayor independencia incluso sin aditamentos (bastón o andadera).
A su vez, es importante destacar que el ejercicio físico debe ir acompañado de una ingesta proteica suficiente, pues la población anciana con frecuencia consume menos proteínas que la ingesta diaria recomendada (0,8 g proteína/kg de peso/día). Es necesario aumentar la ingesta de calcio y proteínas, como huevos, pescado, carne o lácteos y, en algunos casos, incluso mediante suplementos alimenticios.
La sarcopenia en mujeres
Se produce de manera más abrupta en las mujeres cuando llegan a la menopausia debido a los cambios hormonales tras este acontecimiento, por los que se pierden hormonas ováricas, principalmente el estrógeno, que es fundamental para conservar la musculatura. La pérdida de músculo y fuerza comienza mucho antes que al llegar a la ancianidad y, según estudios, las mujeres mayores con pérdida muscular son menos propensas a sufrir los sofocos que se asocian con la menopausia.
Estos son un síntoma común en este proceso y se asocian con enfermedades crónicas como la obesidad, osteoporosis o enfermedades cardiacas. Los estudios han detectado que los sofocos guardan relación entre el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura, pero no entre el porcentaje de grasa y músculo.
No debemos esperar a llegar a la tercera edad para identificar el problema de sarcopenia, ya que mujeres entre los 40 y 59 años, pueden presentar pérdida de fuerza, de masa muscular y que se va incrementando con el paso del tiempo. Por lo tanto, es necesario prevenir para llegar más saludables con el paso de los años.
En definitiva, la sarcopenia llega a ser un problema social y de sanidad que no sólo implica el proceso natural del envejecimiento, sino una mayor dependencia de la persona que lo sufre, tanto en su vida diaria al realizar ciertas actividades como un riesto al no poder valerse por sí mismas. Las caídas y las fracturas que pueda ocasionar la pérdida de fuerza y masa muscular, conlleva un aumento de la morbimortalidad.