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Cuidados de un paciente encamado: la atención especial que necesitan

    Cuidados de un paciente encamado

    Muchas personas, sobre todo de avanzada edad, han de permanecer en cama por razones muy diversas y variadas: enfermedades crónicas, dolencias óseas y musculares, obesidad, etc. Los cuidados de un paciente encamado requieren de un protocolo especial que los familiares de las personas en situación de dependencia no suelen conocer. Sin embargo, es fundamental para saber enfrentar estas situaciones tan concretas en que un enfermo, convaleciente o sencillamente persona impedida, por lo general de la tercera edad, tiene unos problemas físicos muy identificados y que es necesario saber solventar o aliviar, según los casos.

    Así, por ejemplo, es indispensable saber curar y prevenir las úlceras producidas por el mucho tiempo que se pasa postrado en la cama, pues tales ulceraciones pueden acarrear consecuencias en verdad fatídicas para la persona a la que se está cuidando. Uno de los detalles básicos para prevenir esto es hacer la cama evitando arrugas en las sábanas, de forma que estas estén lo más tersas posible. Además, se utilizan colchones de presión alterna y antiescaras, y de este modo pueden prevenirse las úlceras por presión. Los cuidados de un paciente encamado no son los de otras personas que pueden gozar de una mayor movilidad o abandonar la cama, sino que exigen unos protocolos específicos que prevengan los muchos males de una inmovilidad y posición tendida muy prolongada.

    Cuánto puede durar un paciente encamado, y los cuidados especiales que necesita

    Lo primero que hemos de saber es que el tiempo muy prolongado en cama ocasiona una serie de complicaciones de salud sobremanera notorias y a menudo serias:

    • Complicaciones circulatorias tales como flebitis, tromboflebitis, embolias pulmonares, etc.
    • La ventilación de los pulmones empeora considerablemente, lo que predispone a la persona encamada a una mayor retención de las secreciones y un riesgo mucho más alto de infecciones pulmonares.
    • Se pierde masa muscular, lo que a menudo conlleva atrofia y debilitamiento de los músculos.
    • También se pierde masa ósea, e incluso hay riesgo de desarrollar precozmente una osteoporosis.
    • Las articulaciones se rigidifican y pueden anquilosarse, con el dolor articular que todo ello implica.
    • Úlceras por presión con pérdida de piel, y con una profundidad que puede llegar incluso hasta el hueso.
    • Complicaciones génito-urinarias, que pueden llevar a una mayor incontinencia urinaria e incluso a la formación de piedras en el riñón.
    • La falta de estímulos exteriores para el sistema nervioso puede acarrearle a la persona encamada deterioro de la cognición, síndrome de déficit de atención, deprivación sensorial, etc.
    • Problemas del aparato digestivo como pérdida de apetito, reflujo gástrico y gastroesofágico, problemas para deglutir y formar el bolo alimenticio, y estreñimiento.

    Por esta razón, la esperanza de vida de los ancianos encamados suele disminuir sensiblemente respecto de la de otros pacientes. Pero es posible prolongar la vida de la persona enferma o inmovilizada, o incluso contribuir a curarla, y siempre confortarla y ayudarla a pasar este trance con el mayor bienestar posible. Ello es mucho más fácil si conocemos los protocolos a seguir, y, sobre todo, si contamos con profesionales cualificados del cuidado a domicilio y en hospitales.

    La piel es el órgano del cuerpo que se ve más afectado y con mayor frecuencia en los pacientes que han de permanecer en cama, por lo que es preciso tenerlo en cuenta para el cuidado de enfermos encamados. Para un mejor cuidado de la piel, es necesario llevar a cabo las siguientes tareas:

    • Valorar a diario el estado de la piel del paciente que se halla en cama. Es fundamental comprobar el estado de salud de la piel del paciente encamado, puesto que esta es mucho más propensa a irritarse.
    • Procurar mantener la piel de la persona encamada limpia y seca, para de este modo evitar infecciones, irritaciones, etc.
    • Prestar una especial atención a las zonas del cuerpo de la persona enferma que hayan sido presa anteriormente de úlceras. Este es uno de los factores más importantes y habituales en los cuidados de pacientes encamados.
    • Como ya hemos señalado más arriba, la ropa de cama limpia, seca y sin arrugas es también fundamental para la buena salud cutánea y la comodidad del paciente.
    • También es necesario evitar las fricciones, es decir, no arrastrar al paciente por la cama, ya que esto también puede ser negativo para la piel y llegar a irritarla.
    • Mantener activa la circulación del torrente sanguíneo de la persona que se halla postrada en el lecho también es de gran importancia. Los masajes y pequeños ejercicios son esenciales para que la circulación no se estanque y no se formen trombos, cuyas consecuencias pueden ser nefastas para la salud de la persona afectada.

    Ancianos encamados: medicación y otras atenciones que necesitan

    Las consecuencias de un anciano encamado en lo que respecta a su salud y su esperanza de vida, como ya hemos visto, pueden ser muy malas, a menos que sigamos unos protocolos de cuidado para estas situaciones o contemos con profesionales. Hay que prevenir y tratar las úlceras, ayudar a los ancianos con su higiene o lavarlos cuando están en situación de inmovilidad absoluta, las zonas sensibles a las ulceraciones deben limpiarse y mantenerse secas, y además hay que administrarle al anciano encamado la medicación prescrita siguiendo las indicaciones del médico.

    Los cuidados del paciente encamado en casa requieren, pues, de esos cuidados especiales y del conocimiento de esos protocolos. La alimentación de ancianos encamados, por ejemplo, requiere de una ayuda especial y de empatía, paciencia y comprensión con la persona anciana a la que se está cuidando.

    Los cuidados de pacientes encamados son una de esas necesidades que es muy conveniente que sea cubierta por profesionales con cualificación, pero también con la sensibilidad suficiente para con los problemas de la persona anciana en situación de dependencia.